Toda expectativa, todo pronóstico. Todo lo que de Rafael García Wakelín pudiera esperarse el Domingo de Pasión, quedó colapsado, totalmente superado por su prominente discurso, que no dejó indiferente a nadie. Emocionó, llamó al recuerdo, movió conciencias, dejó nítido y claro su mensaje, ése que había adelantado que emitiría y arrancó olés desde el patio de butacas que en dos ocasiones rompió a aplaudir antes de que el pregonero concluyera las frases.
Al término, las palmas por Huelva en una ovación que congeló el minutero dio muestra de la elegancia que envolvía al discurso que será el atrio de la Semana Mayor.Pero sobre todo, dio muestra de lo mucho que había llegado al Gran Teatro. Seguir la Noticia...
Fuente: Odiel Informacion
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